Según fuentes del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, una familia emite al año 5 toneladas de CO2 a la atmósfera, de las cuales 2 toneladas son originadas en la producción de la energía eléctrica y las 3 restantes se destinan para el acondicionamiento del edificio en el que viven, gasto centrado en calefacción, refrigeración e iluminación. Al respecto, en el sector residencial se consume un 33% del total de la energía consumida.
La nueva normativa apuesta por la reducción del consumo energético con la puesta en marcha del Nuevo Código Técnico de la Edificación que tiene en cuenta el uso de Captadores Solares Térmicos (CST) para la producción de Agua Caliente Sanitaria (ACS) y Paneles Fotovoltaicos (PFV) para el abastecimiento de energía eléctrica para electrodomésticos e iluminación. Unos requerimientos que necesitan un posible incremento de un 10 a un 15% sobre el valor real de la vivienda y que se puede amortizar entre 5 y 10 años.