Consejos de iluminación
Económicamente hablando, cuanto menos se utilice la luz artificial, mejor. Sin embargo, desde el punto de vista del confort y desde el punto de vista de la salud, hay que decir que la iluminación artificial debe utilizarse siempre que sea necesario, y utilizando tanta potencia como sea necesaria. De lo contrario estaremos forzando nuestros ojos, que se resentirán de ello a medio o largo plazo.
Conviene saber que la cantidad de luz que proporciona una bombilla se mide en lúmenes (abreviadamente lm). La potencia eléctrica que consume se mide en vatios (abreviadamente W). Ambos datos deberían aparecer en el envase de la bombilla.
Las bombillas de incandescencia de toda la vida consumen bastante energía, y por eso hace años que las fluorescentes, mucho más eficaces, reemplazaron a las bombillas tradicionales en las cocinas de la mayor parte de los hogares. Actualmente existen fluorescentes compactas del tamaño aproximado de las bombillas tradicionales, que pueden sustituir a éstas en muchas aplicaciones consumiendo mucha menos energía para dar la misma cantidad de luz. Es cierto que son más caras, pero también lo es que duran mucho más tiempo antes de estropearse.
La baja eficiencia energética de las bombillas incandescentes y halógenas se debe a que la mayor parte de la energía eléctrica que consumen la transforman directamente en calor, y no en luz. Por eso se calientan más que las fluorescentes.
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Fuente: EVE